martes, 5 de mayo de 2015

TÚ AMOR, SÍ, EL TUYO / YOUR LOVE, YES, YOUR OWN


Las personas y las parejas generan sus propios significados en sus vidas, algo propio, copiado de otros, y de la sociedad. La gente crea supuestos, fantasías y esquemas mentales falsos. 

Y la sexualidad y relaciones son un campo muy sensible, rodeado de inseguridades, temores. Tal vez alguna historia que se oyó, o tuvo experiencias y llegó a conclusiones fantasmagóricas. Por ello importa mucho librarse de mitos, y aprender a actuar fluyendo con la situación, nada de expectativas sublimes, que traen posteriormente muchas decepciones.

Lejos de creencias falsas, un valor esencial es saber vivir en el aquí y ahora, ni antes, ni después. Quien paladea una bebida exquisita la siente, mientras está tomando la copa y observando el color, la acerca y percibe su aroma, transparencia, su densidad. 

Cuando va bebiendo e introduciendo despacito la bebida en su boca, y sus labios se impregnan del líquido, su boca lo recibe, y su lengua saborea. Suavidad, texturas, emociones sensoriales gustativas y olfativas se despliegan. Y todas las sensaciones unidas llevan a la mente y al ser, la maravillosa sensación del placer de la bebida.

Es la percepción del momento la que acompaña a su sentir. Es la vivencia presente del baile sensual, y sexual, la que otorga el máximo placer. Los que alcanzan la dicha del poder del presente, poseen las mieles del secreto menos conocido del culmen sexual, “necesita de los sentidos y se transfiere mediante los sentidos”.

Una de las claves que descubre a veces la gente, después de la experiencia enriquecedora de la vida, es que en el disfrute del amor, es preferible no marcarse objetivos, como ocurre en ocasiones con las parejas que desean tener en cada encuentro múltiples orgasmos, y si no lo consiguen el asunto no marcha.

El amor es la esencia de la vida, y la vida es aquello que se va desplegando constantemente ante la persona. A veces se propone uno objetivos muy torturantes, como los orgasmos múltiples. 

Sería como tener que dar cuenta de una alta productividad para estar contento y satisfecho, y así convencerse y pensar que se ha gustado a la pareja y que uno está en una forma plena. 

Parece que se está hablando de productividad animal, o económica, de rendimientos empresariales, al fin unos campos no muy relacionados con el amor. Cuando una pareja persigue orgasmos múltiples, puede que no esté en su momento más saludable. 

Las personas en sus sentimientos no son productividad. El amar y el sentir no precisan de una situación multiorgásmica, más bien la evolución y madurez son el amor espontáneo, creativo, sintiendo a la pareja como persona en plenitud, reconociéndola y siendo reconocido. 

El amor de calidad, es cualitativo, son los sentimientos que se desprenden y estimulan de “lo compartido”. El sentir la experiencia conjunta del placer del amor. Perseguir el objetivo de muchos orgasmos cada vez, sería como tratar de comer una y otra vez después de haber comido. 

Parece que la insatisfacción por las carencias y la escasa calidad de lo habido o tenido, lleva a la necesidad de repetición. Al fin, si es para completar vacíos y un sentir distorsionado, más orgasmos en cada encuentro no lo lograrán. 

Es demasiado fuerte "el ser de la persona" como para engañarlo con uno, dos o tres más. La esencia de plenitud del amor, placentero y satisfecho, disfruta compartiendo el encuentro con el ser del otro, cuando hubo calidad del encuentro de cuerpos, mentes y almas, no se produce esa angustia y obsesión por repetir. 

Como tampoco la hubo por terminar rápido para volver a empezar. Y si en un punto determinado del encuentro, cuando los cuerpos, mentes y almas al unísono van a la dinámica de una nueva fusión, otra conjunción, será maravillosa la bienvenida y acogida. 

Disfrutando lo que fluye, y a la vez con la inmensidad del todo transformado. Un nuevo toque transcendente e irrepetible, creado para los estados presentes de las dos personas. Amor pleno.