sábado, 6 de septiembre de 2014

EL HABLA GROSERO / RUDE SPEECH


Como en el resto de las facetas de la vida, también hay personas más elegantes, artísticas y respetuosas en el lenguaje, y otras no tanto. De nuevo en esto se despliega el gran abanico de la diversidad humana.

Personas que disfrutan de palabras más finas y otras por supuesto con palabras fuertes, contundentes y referidas a lo escatológico (excrementos), además de tacos y juramentos.

En la primera infancia cuando el niño comienza a hablar, disfruta con los otros de la guardería o colegio, hablando y diciendo palabras así. Con frecuencia también lo utilizan para llamar la atención y que se fijen en ellos. Otras veces produce muchas risas en el contexto donde lo dicen y se refuerza en ellos, quieren jugar y disfrutar. En la mayor parte de los humanos, ese hábito se va debilitando y según crece el niño va abandonado esa tendencia. La complicación es cuando la persona crece y continúa con ello.

La coprolalia, es como se denomina este síntoma, forma parte de algunas enfermedades como problemas neurológicos de pérdida de control de impulsos, y el sujeto repite con frecuencia esas palabras violentas y malsonantes, al no poderse aguantar. Otras veces es como un tic nervioso y la persona repite estas palabras como de forma descontrolada.

Otras veces, no siempre, también forma parte de las personas que sufren el síndrome de Tourette, o en la esquizofrenia.

Otras personas, lo usan, debido a la escasa evolución personal y social, ya que han nacido en un contexto desfavorecido y sufrido muchos problemas y carencias, y abusos o maltrato. No todo el mundo tiene las mismas oportunidades, desgraciadamente. Y también es cierto que el nacimiento en un contexto más limitado no correlaciona con esto.

Y con frecuencia, puede aparecer este tipo de lenguaje soez en personas impulsivas, con depresión, frustración, como una forma de castigar al interlocutor, de autosabotaje y masoquismo o sencillamente para descargar su rabia.

Las consecuencias de estos usos del habla y estas actitudes, en general, les suele traer problemas en las relaciones sociales y en el ámbito laboral. Los padres interesados pueden tratar de esforzarse y crear en el niño, un interés para que mantenga una motivación para el uso de un lenguaje adecuado a los usos sociales más beneficiosos para él.

Al fin el lenguaje es la tarjeta de presentación, y el modo y reflejo del trato a los demás. Cultivarlo por principio, es inteligente y atraerá más beneficios a las vidas.