martes, 11 de junio de 2013

COACHING



Anthony Robbins, uno de los coaches más famosos del mundo, nos describe en su libro “Poder sin límites”, algunos aspectos y estrategias para aplicar en la relación íntima de “uno consigo mismo”, cómo organizar el lenguaje interno para que sea lo más productivo y beneficioso para la vida.

Y es cierto que en ese diálogo interno de las cogniciones en el día a día, desde que despierta hasta que se duerme, es donde se determinan multitud de asuntos propios y de experiencias. 

De toda la gama de frases mentales que uno se puede decir así mismo (o más bien no se dice, pues funciona como un parloteo automático) hay algunas muy traidoras. 

Así están los pensamientos predominantemente negativos de la personalidad depresiva, o los de temor de la fóbica, o los repetitivos de la obsesiva, entre otros. 

Existe mucha gente que sencillamente va detrás de lo que su mente piense y hacia donde esta les lleve, siguen una inercia de vida mecánica y aprendida y viven obedeciendo a las cuestiones que esa mente les plantee y en las que esta fije la atención, soportando los anclajes de un mundo de estímulos, gente y circunstancias.

En la actualidad, en este momento histórico, ya se conoce que la mente es la ayudante de las personas, no la jefa, la mente está para colaborar con el sí mismo y ayudar a la persona en su recorrido de vida a caminar por la ruta elegida, la mente no es la enemiga, es la energía que trabaja a favor del sujeto. 

O en contra, por lo que desgraciadamente se comprueba. Y la mayoría de esas personas víctimas del avasallamiento de su propio interior, viven con un anhelo común ya que precisamente sería su deseo superar esa esclavitud de estar sometidos a esas cadenas y que implica para ellos mucho sufrimiento un día tras otro y así años. 

Pues bien, la evolución humana en este siglo demuestra que sí hay conocimientos y estrategias y ya la ciencia del desarrollo personal puede colaborar para que las personas que se lo propongan inicien procesos para dirigir su mente y con ello su vida, gracias al crecimiento de la nueva ciencia. 

Si bien ya viene desde Sócrates pero perfeccionada actualmente con la ciencia de la Psicología, y especialmente de la neurolingüística. En realidad hoy ya se sabe demasiado como para poder autoaplicar claves que producen efectos muy beneficiosos y que contribuyen a la calidad de vida de las personas que lo deciden. 

Y tanto si es para superar un estado mental patológico como la ansiedad, depresión, fobias, o como si es para la consecución de metas y objetivos, el coaching se ha mostrado muy eficaz. 

Es un proceso en el que participan como mínimo dos personas, el entrenador o coach, que entrena, dirige y ayuda a que el solicitante coachee o persona que recibe la ayuda alcance la meta u objetivos establecidos poniendo en marcha su potencial personal, habilidades, actitudes y aptitudes. 

O también puede ser un grupo el que se beneficie del coaching. Cuando una persona consigue desplegar su potencial para alzanzar los objetivos o metas propuestos, ha aprendido además como hacer para así sucesivamente ir dirigiendo su vida hacia los fines que vaya decidiendo. 

El entrenador o coach gestiona con el cliente unos planes y acuerdos que lleven al cliente a las metas establecidas.

La técnica es específica en cada coachee o cliente, en función de sus características personales, e implica el desarrollo de una serie de actividades y estrategias dirigidas a mejorar sus ejecuciones.

Condición indispensable para que el coaching sea exitoso, es la relación de confianza que se establezca entre ambos. 

Y de todos los tipos de coaching, destaca el personal, empresarial, ejecutivo, organizacional, para el liderazgo, coaching de atracción, familiar, transformacional, deportivo, para la salud, ontológico y coaching holístico, etc. 

Habilidades aplicadas a diferentes aspectos de la vida: persona, pareja, familia, trabajo, empresa, organización, sociedad. Y esto es progreso personal y social.