viernes, 15 de marzo de 2013

TRASTORNO AFECTIVO BIPOLAR



Es un tipo de enfermedad depresiva de larga evolución, en el que los episodios depresivos se alternan con otros caracterizados por un estado de ánimo elevado (euforia excesiva), expansivo (hiperactividad anómala) o irritable. Esta fase de exaltación se llama “episodio maníaco”, del griego, “manía”, literalmente “locura”.Las fases de alegría desenfrenada y exaltación o también irritabilidad y grosería, se alternan con otros episodios en que la persona sufre depresiones intensas, incapacidad para disfrutar, ausencia de energía, bajo estado de ánimo, ideas negativas y en casos graves, ideas de suicidio. El nombre de afectivo se refiere a las enfermedades de los afectos, nombre genérico que se da a los trastornos depresivos, en general, y al trastorno bipolar. Indistintamente lo nombramos como trastorno bipolar, o como trastorno afectivo bipolar.
En esta enfermedad se alternan varios tipos de situaciones: 
Episodios depresivos:
Estado de ánimo triste, ansioso o "vacío" en forma persistente.
Dificultad para concentrarse, recordar y tomar decisiones.
Inquietud, irritabilidad.
Sentimientos de culpa, inutilidad y desamparo.
Sentimientos de desesperanza y pesimismo
Pérdida de interés o placer en pasatiempos y actividades que antes se disfrutaban, incluyendo la actividad sexual. 
Disminución de energía, fatiga, agotamiento, sensación de estar "en cámara lenta."
Insomnio, despertarse más temprano o dormir más de la cuenta.
Pérdida de peso, apetito o ambos, o por el contrario comer más de la cuenta y aumento de peso.
Pensamientos de muerte o suicidio; intentos de suicidio.
Síntomas que no responden al tratamiento médico, como dolores de cabeza, alteraciones digestivas y otras enfermedades y dolores crónicos. 
Episodios de normalidad o eutimia: (de unas palabras griegas que significan: humor normal, o ánimo normal).
Episodios maníacos: causan una importante disfuncionalidad en las actividades habituales de la persona que lo padece, está exaltada y “fuera de razón”, y no sigue las normas apropiadas en sus conductas laborales, sociales o de estudios. De ello se derivan situaciones con problemas:
Empobrecimiento del juicio.
Hiperactividad improductiva.
Hospitalización involuntaria.
Problemas legales y/o económicos.
Conductas antiéticas (por ejemplo: disponer de dinero no propio, o apropiarse de hallazgos de otras personas).
Cambios inadecuados en cuanto a apariencia (indumentaria llamativa, maquillajes extraños, intentos de aumentar un aspecto más sugerente en lo sexual, etc.)
Actividades que demuestran actitudes desorganizadas o raras (repartir dinero, dar consejos a desconocidos con quienes se cruzan, etc.).
La sintomatología que se observa en el paciente en la fase maníaca, con más de tres de los siguientes síntomas, es:

Autoestima exagerada, sensación de importancia exagerada o sensaciones de grandeza.
Disminución de la necesidad de dormir, con muchas horas de actividad.
Ganas de hablar, con logorrea (habla copiosa, seguida, coherente, incontrolable y excesiva  mucho más de lo que es necesario).
Sensación de pensamiento acelerado.
Gran distractibilidad, dispersión, pasando de una a otra cosa con facilidad, con un gran derroche de energía, sin objetivo.
Aumento de la actividad y la energía (en el trabajo, en los estudios, en la sexualidad...), con conductas alocadas, implicándose la persona en actividades más o menos placenteras, pero que suponen alto riesgo, indiscreciones sexuales, inversiones económicas...)
Euforia anormal o excesiva.  
Irritabilidad inusual.
Ideas de grandeza. 
Falta de juicio.
Comportarse en forma inapropiada en situaciones sociales.
La persona puede estar hostil y/o amenazar a los demás.
Olvido de las consideraciones éticas.
Cuando aparecen episodios del tipo del anterior, pero sin llegar a provocar un deterioro laboral o social, se llama hipomaníaco. En otras ocasiones aparecen episodios mixtos, en ellos cursan con alternancia rápida síntomas de ambas fases, la depresiva y maníaca.