domingo, 27 de enero de 2013

JUEGOS PROHIBIDOS


Los juegos de agresividad y violencia, con contenidos de guerras, muertes, destrucción, sangre, asesinatos, etc., están elaborados con miles de imágenes de horror y estrategias para matar.. 

En algunos señalan la edad recomendada. 

Como si ello fuera un paraíso para personas mayores de 18 ¡ Además, la actuación de los niños, adolescentes y jóvenes en esos juegos violentos, estimula en ellos los componentes humanos de destructividad, de agresividad, potencia estrategias humanas para el daño y la violencia. 

Y es cierto que muchos padres que dan la vida por sus hijos, que trabajan por y para ellos y se molestan en darles una educación de calidad, aún no han reparado en ser muy cuidadosos con esto.

Tanto en las maquinitas, como el móvil, internet o películas violentas, cientos de juegos diversos de este tipo, son los preferidos por fabricantes y clientes. 

En investigaciones realizadas por el psicólogo americano y su equipo, Bandura, sobre 1987, ya hallaron una alta peligrosidad y riesgo para los humanos al constatar que ya en los niños de 2 años se podía suponer que su mente había sido expuesta a miles de imágenes violentas, puesto que habitualmente acompañaban a los padres, en los espacios de la vivienda donde estaba la tele y presenciaban y asimilaban ruidos e imágenes de contenidos destructivos.

En la revista Pediatrics (Nov. 2008) ya se exponían evidentes resultados de daño en niños y adolescentes. 

Se han realizado convenciones internacionales donde se han solicitado intervenciones estatales para intervenir en ello. 

A día de hoy no se ha conseguido. Niños de 10 años juegan a esto.

Eso se llama permitir el aprendizaje de violencia y destructividad.

Después la gente se sorprende tanto cuando ocurren muertes violentas. 

Sería muy interesante pensar y ser conscientes de que los humanos nacen ya con un super procesador incorporado, que lleva siglos de perfeccionamiento y no trabaja en un vacio. 

Algunas personas creen que el niño pequeño, ni ve, ni oye ni entiende, pero ocurre justo todo lo contrario. 

Ese super procesador que traen incorporado, se impregna y registra todo el campo de datos del entorno tanto los procedentes de sus seres queridos como los del ambiente estimular al que están expuesto, música, tele, etc.  

Por ello se convierte en primordial la necesidad de vigilar los materiales y contenidos que le llegan a esa persona de menor edad, ya que existen potencialmente consecuencias desastrosas. 

Dónde está la estética, el arte, la belleza, la armonía de la sangre, cuerpos explotando, miles de muertos, guerras, etc. 

Y la desestabilización de la armonía mental y corporal con potencial para producir alteración de las energías organísmicas, la confusión mental entre el bienestar y lo mortífero. 

Peligro de habituación a la destructividad. 

Existen múltiples probabilidades de que todo ello contribuya al bloqueo de las aptitudes del niño relacionadas con la  constructividad, generatividad, creación, aprendizaje e interfiera con la necesidad de aprender contenidos escolares, por lo cual, más suspensos. 

Ello se traduce en la vida real en más desobediencia, agresividad, falta de consideración y respeto al “otro”, a la autoridad (padres, profesores), pérdida de límites, confusión entre lo real y lo imaginario; consumo de drogas y mayor necesidad de destrucción que de paz y de armonía.