viernes, 14 de diciembre de 2012

DISFUNCIÓN ERÉCTIL



En general en el marco de relaciones de pareja, se define como una incapacidad de mantener el pene en erección para conseguir una relación sexual satisfactoria. 

Existen muchas probabilidades de que tanto la persona que lo padece como la que está interactuando, se lleven una decepción importante cuando ocurre de forma repetida. 

A veces la pareja con su actitud, sus exigencias, impulsividad y/o irritabilidad puede causar un trauma serio si el hombre carece de una mínima seguridad y autoestima para soportar la agresión verbal. 

Las causas que contribuyen a este padecimiento pueden ser de tipo médico o psicológico. Antes de aplicar la Terapia Psicológica se descartan posibles factores médicos por parte del urólogo, o endocrino. 

Otras veces las causas son por la ingesta de drogas legales como alcohol, medicamentos para la presión arterial, antihistamínicos, antidepresivos, tranquilizantes, supresores del apetito, cimetidina, tabaco, antipsicóticos, diuréticos, etc. y por otro el consumo de drogas ilegales como marihuana, cocaína, etc. 

Descartados los factores médicos y tóxicos, se evaluarán los psicológicos como pueden ser diversos factores afectivos bloqueadores, de relación con la pareja, por miedos, estrés, ansiedad, por sentimientos de culpa, por haber sufrido inseguridad personal y falta de autoestima e incluso personas que han sufrido de eyaculación precoz. 

La depresión puede producir disfunción eréctil. Para el diagnóstico se tiene en cuenta el factor tiempo, si dura más de tres meses, y que no sea debida a factores médicos o tóxicos mencionados anteriormente, y por supuesto si no está bajo la presión de un estado de estrés. 

Cuando el sujeto es incapaz de mantener una erección al despertarse a la mañana, sí es probable que sea por algún factor médico. Si los factores causales son psicológicos, en general con la terapia se obtienen muy buenos resultados. 

En algunas ocasiones la pareja es la que se obsesiona con la posible pérdida de erección del varón y mientras están manteniendo las relaciones, el comportamiento de ella que ya está a la expectativa de que se produzca, contribuye a que efectivamente, pierda la erección. 

Por ello, en función de cada caso puede ser preciso que ella acompañe a su pareja a la terapia. Otros cuadros que se pueden dar es cuando la pareja se siente infravalorada y piensa que o bien no le gusta, o no la quiere y es porque cree que pierde el entusiasmo con ella, lo cuan puede derivar en una crisis en la pareja, otras veces desarrolla episodios de celos en la mujer. 

No obstante en muchos casos cuando no se soluciona el problema a tiempo la pareja también se va desmotivando y comienza a pensar en dejarlo, o directamente se va al encuentro de nuevas relaciones que le sean más satisfactorias. 

Cuando se produce en el matrimonio, si el problema de la disfunción eréctil se prolonga, la mujer lo vive con sentimientos de frustración, rabia e impotencia y en su decepción y disgusto puede llegar a pensar en separarse. 

Afortunadamente cuando llegan a estos extremos es frecuente que acceda el hombre a ponerse en tratamiento y solucionar el drama que se les ha presentado. Las parejas más jóvenes le dan una importancia mucho mayor, aunque últimamente mujeres de más edad son igualmente exigentes con el tema. 

Esta solicitud hacia el hombre de que tiene que mantener “el tipo” y “dar la talla” en esos momentos de intimidad, fácilmente pueden contribuir a que el problema se agrave, debido a la inseguridad, dudas y expectativas negativas de que se vuelva a repetir. 

El varón entonces puede caer en una depresión y convertir el problema de la disfunción en el eje central de su vida. No obstante, con la terapia psicológica consiguen mejorar en la autoimagen, autoestima, alcanzar mayor seguridad en sí mismos, manejar el estrés y la ansiedad y superar la depresión. Así como desarrollar con la pareja una comunicación saludable.